domingo, 22 de febrero de 2009

Revolución humana

"La gran revolución humana en un solo individuo ayudará a imprimir un cambio en el destino de una nación y, más aún, podrá generar un cambio en el destino de toda la humanidad"

Daisaku Ikeda

miércoles, 18 de febrero de 2009

Locuras

Cae. Cae por todos lados.

Sutíl arena que se pega a su cuerpo. En el piso, desnudo, él mira.
Mira la arena que cae sobre su cuerpo.

Su piél se esconde, desaparece, se hace dura.
Cada nudo comienza a tener su voz, cada articulación su llanto, cada movimiento su grito.

Él mira, mira y siente, otro no puede.

"Encerrado en una jaula". Pero no hay jaula y él no está encerrado.

Que hay alrededor?

Sus pupilas buscan colores.
No hay colores en este lugar.

Se levanta, camina.

"Estoy desnudo y totalmente disfrazado".

El pié busca un paso. Del talón avanza timido hasta las puntas de los dedos; pasa por el arrugado borde externo de su planta apoyando un dedo a la vez como si no estuviera caminando solo y quisiera asegurar sus pasos con los de su sombra.

Hay alguien en este lugar?
"No me siento solo..."

Una mesa, tres sillas, una luz, un hombre sentado. Esa luz que corta su cara en dos, "de donde llega?".

Camina, se acerca a la mesa y se sienta.
El hombre habla; él lo mira, "Que?". No se escucha nada.
Él se levanta, avanza hasta la extremidad opuesta, sabe que necesíta algo, que le falta algo; en el piso, un cuchillo, lo recoge. Regresa a la mesa y observa los labios de este hombre que continúan moviendose.

Tiembla el vaso por el cariño del cuchillo y el hombre:"... ese era el momento. Pensaste que fuera el comienzo. El comienzo de que? Pensaste, eso fue, y te equivocaste. Era el fin de.."
Tiembla el vaso.
El hombre mueve de nuevo sus labios. Pero no hay sonidos en este lugar.
Comienza a comer, a morder su plato, su boca se abre en precisas geometrias y muestra sus dientes, su lengua, carne, sangre.

"No tengo hambre".
Alrededor ningún color.

El vaso, "..debés saber cuando es inevitable y estás obligado..", tiembla. Dos veces.

"Estos dientes, como sobresalen de los labios?"

El cuchillo, esta vez solo, le da la palabra "... no puede. Le faltan los ojos. Como podría hacerlo sin ojos, es como si.." y se la quita rapido.

Todo se oscurece.

Una luz, pero del otro lado. Ilumina la cara de él, la otra mitad de la cara de él. El hombre continúa sentado, se ve solo su espalda.
Está hablando, en silencio; su cabeza, su espina se contornean explicando lo que nadie podría escuchar.
"El miedo a la vida o la muerte?" los dos se hablan, uno en silencio, el otro solo. "No es lo mismo?".
El cuchillo canta alrededor de sus sillas.
"Necesito morir, pero le tengo miedo", la mano rapida penetra, ella y el cuchillo hasta adentro de esta cabeza, esta cabeza de hombre; y la tiene ahí, levantada por un cuchillo como una macabra marioneta. "Tengo miedo en despertarme. Me despertaré? Y que cambiará? Seré la misma persona?"
"Morir para despertarse. Y nacer, de nuevo, y ver colores, y oler mi cuerpo, mi nuevo cuerpo".

Se miran. Apoya el craneo del hombre en la mesa: "Encontraste un abismo, una oscuridad que miente y te da miedo. No vas a salir, no lograrás morir. Vivirás encerrado aquí. Yo ya no estaré mañana".